Esta semana se cumplen 2 años desde que fundé junto a mi socio; Rompecabeza, y son tantos sentimientos los que se generan que por lo mismo me gustaría compartirlos en la siguiente columna.
Por un lado está la satisfacción que la empresa en la que me he dedicado en un 120%, se ha desarrollado en base a nuestras expectativas, ha crecido exponencialmente, tenemos más de 35 personas en el equipo que se desarrollan gracias al trabajo que damos, muchos clientes relevantes de marcas líderes en sus industrias. Hemos podido dar en muchos casos, un servicio sobresaliente superando con creces a agencias que tienen años de experiencia y lo más importante es que todavía queremos más.
No ha sido un camino sencillo pero tampoco nada sobrenatural. Sin duda trabajo mucho más que en mi trabajo anterior, pero soy mucho más feliz siguiendo mis instintos. He tenido tiempo de calidad para la familia, para hacer deporte y descansar lo suficiente. No sufrimos todos los meses con el pago de imposiciones o de IVA que es tan común en las pymes chilenas, cumplimos bien con nuestros compromisos y también hemos podido incorporar varias cosas que jamás tuve en empresas anteriores.
Quizás se me ha hecho más fácil porque he tenido un socio con el que congeniamos muy bien, que también se ha dedicado en un 120% a esta empresa, que cada día aporta ambición, visión de futuro y donde nos complementamos tremendamente. Siempre se habla de lo difícil de elegir un socio por discusiones o puntos de vista, pero en mi caso ha sido todo lo contrario, ya que en dos años no hemos tenido ninguna gran diferencia; encontré mi media naranja… laboral.
No he sentido tanto la flexibilidad que tanto se habla a la hora de tener una empresa propia, porque creo mucho en la rigurosidad de cumplir con el día a día y planificación para no dejar nada al azar. El no ir un día a trabajar sin avisar, a pesar de que es mi empresa, para mí significa dar una señal equivocada al equipo; de incertidumbre o relajo, que es muy alejado de las cosas que me gustaría proyectar.
Y aunque estudios digan que sobre los 40 es la mejor edad para emprender, me siento absolutamente satisfecho de haberlo hecho a los 35, contando con la experiencia necesaria para no cometer tantos errores y todavía con la vitalidad necesaria para trabajar más de lo acostumbrado, mientras empujo el buque.
No me siento para nada un emprendedor a pesar de que una de sus definiciones es ser una persona que diseña, lanza y pone en funcionamiento un nuevo negocio. Creo que un emprendedor se asocia más con alguien innovador y arriesgado que cree fielmente en sus ideas y está dispuesto a cualquier cosa por salir adelante. Por mi lado, sí me arriesgué al renunciar a la gerencia general de Cardumen, dado que ganaba un buen sueldo, estaba en una muy buena empresa y rodeado de gente muy talentosa. Pero el riesgo que asumí es acotado porque seguí haciendo lo mismo que hacía en los últimos 10 años con buenos resultados, pero no es una idea innovadora, para nada; ya que existen centenares de agencias que se definen similar a nosotros. Simplemente me atreví a replicar mi propia fórmula experimentada hace años, pero esta vez en un espacio propio.
¿He dedicado varios trasnoches y muchas horas a desarrollar Rompecabeza? Sí, por supuesto y cómo no, si desde un inicio partió como una empresa con viento a favor. A las pocas semanas llegaron los primeros clientes y por tanto nunca dudamos de ir por el camino correcto.
Los que me conocen, saben que una de las cosas que más me apasiona es armar equipos de trabajo y cuando se trata de elegir a alguien que represente tu propia empresa, se genera un cariño adicional por aquellas personas que se entregan en su día a día. Hemos logrado descubrir y desarrollar mucha gente talentosa que sin duda, no olvidarán su paso por la agencia que se transformó en su primer trabajo.
A pesar de tener recién dos años, nos hemos planteado desde el inicio con muy buena infraestructura, sueldos competitivos y también mucha preocupación por desarrollar capacitaciones o generar espacios de reflexión y mejora continua en los equipos. Hemos invertido en plantarnos como una agencia ágil pero también muy humana, preocupada por el compañero de equipo, eligiendo líderes y no jefes. No creo en las estructuras piramidales, creo en un equipo que se esfuerza por aprender en conjunto.
Nos hemos equivocado, por supuesto, para algunos no hemos cumplido sus expectativas. Debemos mejorar quizás la comunicación o también la organización. Más de alguna fecha no hemos podido cumplir a pesar de los esfuerzos, pero lo que valoro es que las ansias por hacerlo cada día mejor están intactas y debe ser una de las cosas que más pienso en el día a día tratando de dar un valor agregado, de ser relevantes, de hacer las cosas de manera diferente y cómo desarrollar una agencia referente para los próximos años. Porque como dice una muy buena cita de Benedetti: “La perfección es una pulida colección de errores”
Vamos por nuestra tercera oficina, esta vez de 260 mt2, ya que el crecimiento de clientes y equipos así lo requieren y podemos darnos el gusto de tener un lugar bien ubicado, equipado y cómodo para todos.
Mis expectativas para nuestro tercer año es seguir creciendo ya que no creo en las agencias que se quedan chicas y se llaman boutique, ya que el éxito y reconocimiento, empuja a que las empresas crezcan. Mi idea es pasar las 60 personas y los 2 millones de dólares en facturación en nuestro tercer año.
Debemos seguir desarrollando todos los servicios para que ninguno se queda atrás. Es más fácil adquirir ahora una habilidad nueva en Rompecabeza que permee, dado que somos pocos, que cuando seamos más grandes y por tanto más difíciles de movilizar. Nos hemos planteado ser una agencia que combine muy bien la creatividad, diseño e ideas con la ciencia de datos o medición de resultados. Mientras algunas agencias multinacionales dejan en manos de practicantes la inversión en medios y resultados de las campañas, nosotros lo hemos tomado como un elemento diferenciador a pesar de no ser el área más rentable.
Por último y muy importante, seguir siendo un empresario responsable; que pague un sueldo justo a las personas, reciba con brazos abiertos a extranjeros, respete a las mujeres y entregue las mismas oportunidades a todos. Que no esté preocupado de evadir responsabilidades, sino de poder generar los ingresos necesarios para cubrirlas, que no genere falsas expectativas a los clientes, sino que las sobrecumpla y en especial generar un lugar de trabajo que me permita seguir siendo igual de feliz y generando el ingreso suficiente para hacer todo lo que quiero en mi vida personal junto a mi familia.
¿Cómo ha sido este camino? Acá nuestro crecimiento en la Infografía 2 años Rompecabeza
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